Konvergencias, Filosofía y Culturas en Diálogo. ISSN 1669-9092 |
KONVERGENCIAS LITERATURA Año I Nº 2 Abril 2006 |
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LA ANTIPOESÍA DE PARRA Y EL LENGUAJE DEL ARTEFACTO (1) Adolfo Vásquez Rocca |
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I
El
antipoema de Parra es la respuesta a una época que ya no puede recitar las
alabanzas de la naturaleza, ni celebrar al hombre, ni glorificar a la
divinidad, porque todo se le ha vuelto problemático y difuso, comenzando por
el lenguaje. En compensación, el antipoema trata de realizar un acercamiento
desde la teoría de la relatividad y el principio de incertidumbre, que
recupere por mediación de la palabra la subjetividad perdida y que sea capaz
de crear nuevas formas de comunicación, nuevos territorios artísticos
provocando el escape de energía de un objeto inerte mediante explosión. La
mecha que enciende es la de las palabras que acompañan a la imagen. Es así como Parra, emancipándose de
las categorías heredadas del gusto, del estilo y de la lírica, se sitúa en
una perspectiva problematizadora, al instalar –como dispositivo
desmantelador– su concepción estética, cuyos aspectos principales se refieren
a la prescindencia de toda retórica, a la sustitución de un vocabulario
poético gastado, por las expresiones coloquiales más comunes, entre las que
no escasean ni la información periodística ni el léxico burocrático, en un
contexto general que suele adoptar con frecuencia un carácter conversacional.
Sin embargo, Parra consigue siempre sacar el mejor partido de las palabras, y
la incorporación de aquellos elementos considerados durante mucho tiempo
atrás como espurios, le permiten describir, cabalmente, los contenidos de la
vida moderna. El
antipoeta, mediante un proceso de descontextualización, incorpora a su obra discursos
del habla coloquial, la fórmula científica, la sentencia filosófica, así como
de los múltiples lenguajes que provienen del mundo industrial y comercial. El
antipoeta traslada discursos de lugar. Deconstruye o desmantela la escritura
de ellos, los saca del lugar natural en el cual surgen para instalarlo en uno
nuevo, en un espacio artístico. Es precisamente a estas construcciones
poéticas a las que Parra llama Artefactos
dramáticos. Son dispositivos poéticos puestos en escena. Los Artefactos (2) son antipoemas, pues
también son reescrituras controladas por operaciones de homologación,
inversión y satirización. Su temática es amplia y cambiante según el estado
de la sociedad, predominando los motivos políticos (“La izquierda y la
derecha unidas jamás serán vencidas” o “USA. donde la libertad es una
estatua”), autobiográficos (“Se considera acreedor al Premio Nobel Sr. Parra.
A otro parra con ese hueso”), contingentes (“De aparecer apareció pero en una
lista de desaparecidos”), etc. La forma extrema de los artefactos son los
“trabajos prácticos”, conjuntos semióticos en que la imagen de éstos es
sustituida por un objeto muy bien seleccionado por un posible simbolismo y la
tarjeta por un soporte físico que forma parte de los muebles en que se colocan
cosas o por una tabla adaptada para soportar el conjunto de texto verbal y
objeto. El libro aquí ya ha desaparecido por completo y Parra se ha acercado
más que nunca a su ideal de integrar arte y vida. El título
de los trabajos prácticos es ingenioso y por su intermedio el poeta relee la
realidad de una manera nueva, original, que revela una asociación inesperada
o una sorprendente conexión entre dos hechos aparentemente aislados; en el
lenguaje también destaca el uso de fraseologías, el slogan o la consigna que
incitan al consumo, para revelar la construcción y el artificio que supone
considerar la esfera de lo literario como separado de las leyes de la
economía. Por otra parte, la propuesta parriana
del “artefacto visual” consiste, en efecto,
en una serie de poemas acompañados de imagen donde el eslogan
publicitario, símbolo de la cultura consumista de Occidente, es vapuleado
desde sus mismas raíces. El origen de esta expresión se encuentra en las
clases de “trabajos prácticos” a las que asistía los miércoles por la tarde
en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Cuando
Parra escribe "práctico", apunta a lo que podría considerarse como
un abandono: el de la teoría. El, como
profesor de mecánica racional a la vez que (anti)poeta sabía que en la
poesía chilena hay una teoría implícita que era necesario diluir. II Ahora bien
en la secuencia de guiños parrianos hacia el espacio plástico, hay avances y
retrocesos; hay momentos de mayor extensión problematizadora de las relaciones
entre imagen y palabra; hay momentos de mayor subordinación de la imagen a la
palabra. Con todo, cabe preguntarse si es legítimo considerar los
"Trabajos Prácticos" de Parra como una obra que opera en las artes
visuales con un estatuto propio, esto es, si Parra es o no un artista visual. Como es
sabido Parra en el último tiempo se ha empeñado en hallar un reconocimiento
como artista visual y no sólo como (anti)poeta: “¡Cómo que trate de dibujar!, yo estoy catalogado en México, por
ejemplo, al nivel de Picasso. Los españoles han hecho una feroz exposición de
los trabajos prácticos” (3) ha declarado en una entrevista. Nicanor
Parra se ha valido del slogan publicitario o político, de la inscripción
mural, del aviso luminoso, de la sentencia fulminante, del proverbio, del
axioma científico, de la invectiva criolla. Los Artefactos poéticos, resumidos y cargados al máximo de cáustica
ironía quieren
provocar y lo logran. Prueba de su eficacia es la facilidad con que van
pasando de boca en boca, de cartel en cartel, no obstante su carácter
inédito. Los hay de todas las especies. Invectivas políticas: "USA/
donde la libertad es una estatua". Reacciones políticas (porque los
artefactos explotan en todas direcciones): "La palabrita pueblo/ ya me
pone la carne de gallina". Salidas de energúmeno: "A mí no me para
nadie/mi misión es salvar al mundo". Sentenciosas reflexiones:
"Cultivar un jardín/ es ponerse la soga al pescuezo/ recomiendo vivir en
pedregales". Proverbios: "De boca cerrada/ no salen moscas".
Salidas de madre: "Vergüenza nacional/ tuve que eyacular en el
vacío".
Es a partir
de esta relación con el medio social que el antipoeta trabaja. Instala su
taller, provisoriamente, en cualquier parte. Utiliza todos los materiales a
su alcance; materiales lingüísticos propios y ajenos, materiales de deshecho
o de segunda mano, citas de otros autores, productos de su propia inspiración
y de sus recolecciones, de la búsqueda metódica y del hallazgo casual, de la
escritura automática, el flujo de la conciencia y la reflexión, la lucidez y
el delirio, el sueño y la vigilia, el pasado y el presente, el ensueño y la
pesadilla, los sermones, los discursos políticos, los informes médicos, de
prensa, etc. El antipoeta actúa así como recolector de diversos objetos y
frases cotidianas, por lo cual la originalidad no reside en lo innovador del
objeto ni en la metáfora lingüística ingeniosa, sino en la conjunción del
objeto y la palabra, entre la realidad contextualizada y el lenguaje desviado
perversamente en su función referencial.
Se logra, así, la literaturización de la vida mediante la
reelaboración permanente de materiales culturales por parte del artista
convertido en una voz anónima que ofrece cada día nuevos productos de consumo.
Desde la
Teoría de la Gestalt, donde el contexto social hace las veces de fondo, y el
objeto escogido para su representación sirve de forma, Parra muestra el
debate en torno a la ciencia, la política, la religión, la sexualidad, la
economía de mercado …a través de botellas, cacerolas, estatuas, falos de
látex, teteras, planchas, cruces, máquinas de coser, etc. El artefacto visual
acusa así, directamente, a una realidad que existía con anterioridad a él. El
engendro o artefacto —el mismo Parra lo ha calificado de “arma nuclear”, de
“chorro de palabras”—hace uso de un texto tan manido como el objeto al que
acompaña, en el que la función referencial ha desaparecido.
En el
lenguaje del artefacto la palabra es reducida a su mínima expresión, a la pura
descarga verbal, depurada hasta coincidir del todo con el aquí y el ahora de
una realidad. El artefacto es el culto a la eficacia verbal pura. Y la
principal víctima de su ascetismo es la primera persona singular, el yo
poético, el hablante tradicional de la lírica. El hablante del artefacto es
cualquiera. Dice Parra en unos versos programáticos (y contradictorios,
puesto que es un yo superlativo quien habla):"Yo no debiera hablar en
primera persona/ del singular: es falta de modales/ habría que reducirse al
mínimo: / habría que arrodillarse y llorar"…El poeta hace hablar a mil
personajes anónimos, mil hablan por él. Toda palabra con sentido real es ya
un enunciado poético.
En este
sentido y, aunque parezca lo contrario, puede decirse que la antipoesía es
poesía metafísica, esto es, radicales afirmaciones cobre la constitución
y el devenir de la realidad en sus más
diversas dimensiones. Es un lenguaje que habla de la realidad, a la vez
que discurre sobre su propio hablar
–sobre su constitución como discurso–, que exhibe su andamiaje así como los
límites de su capacidad testimonial y cognoscitiva. BIBLIOGRAFÍA PARRA,
Nicanor, Poemas y antipoemas, Santiago. Ed. Nascimento, 1954. PARRA,
Nicanor, Artefactos. Santiago: Ediciones Nueva Universidad, 1972. PARRA, Nicanor, Chistes para desorientar a la poesía,
Ediciones Galería Época, Santiago, 1983. QUEZADA Jaime, Nicanor Parra tiene la Palabra,
Aguilar Chilena de Ediciones Ltda., Santiago de Chile, 1999. PARRA, Nicanor, Chistes para desorientar a la poesía
(Santiago, Ediciones Galería Época, 1983). PARRA,
Nicanor, Discursos de sobremesa (Atenea, Santiago de Chile) PARRA, Nicanor, Trabajos prácticos (exposición),
Santiago, Encuentro Nacional de Arte, 1990. NOTAS (1)
Artículos del mismo Autor: –
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo; Artículo “Nicanor
Parra: antipoesía, parodias y lenguajes híbridos”. (Homenaje con motivo de los 90 años del
Anti-Poeta).Biblioteca Virtual de Literatura / Satírica / Crítica. Sevilla,
España. Diciembre 2004
http://www.trazegnies.arrakis.es/parra.html –
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo; Artículo “Antipoesía y deconstrucción; Parra,
artefactos dramáticos y recuperación del habla empírica”. En Revista
Literaria Oxigen, Edición Nº16 (Febrero, 2005) Madrid. Y en Revista
de la Escuela Contemporánea de Humanidades ECH. Madrid. Nº 30 Febrero 2005,
En Web http://www.elnidodelescorpion.com/N30/palabra-sumergida.htm (2) No consiste en un libro, sino en
una caja con 242 tarjetas postales, por lo tanto ilustraciones relacionadas
con los textos que vocean «epigramas», grafittis o para ser más exactos,
«artefactos» como los denomina el poeta, que al ser interrogado sobre su sentido
señala: «una palabrita bastante jodida», «una aproximación al grafitti», «un
terremoto grado 13», «una agresión», «un juego». Todas las acepciones
señaladas por Parra describen bastante bien el conjunto de sus artefactos,
porque cada una de ellos es el límite mismo al que deriva el destinatario.
Desde este punto de vista, el artefacto ya es un artículo de consumo,
suntuario o no, que se dirige a un receptor anónimo, prosaico, ni adepto, ni
adicto a la poesía, simplemente su usuario. Así, Artefactos golpea en
el hígado de su lector, pues las costumbres de la sociedad, los hábitos
políticos, las prácticas religiosas, reciben en esta obra un ataque
despiadado. (3) En ZUNIGA, P., El mundo de Nicanor Parra; Antibiografía, Ed. Zig – zag, Santiago, 1999, pp. 84 y 85. |
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